sábado, abril 20, 2024
Nacionales

Sergio Massa, el peronista camaleónico que quiere aprovechar la crisis para llegar a la Presidencia

Será nombrado nuevo ministro de Economía y allanará el camino para ser aspirante a las presidenciales de 2023

Artículo de Diario El Mundo de España

A Sergio Massa nunca le faltó ambición. El nuevo superministro de Economía de Argentina lleva meses hablándole al oído a Alberto Fernández, un presidente cada vez más confundido y devaluado, que lo llevó a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles y a la reunión del G-7 en Baviera. En esas horas surcando el planeta a 10.000 metros de altitud, Massa le insistía en dos temas al inquilino de la Casa Rosada: Martín Guzmán no debía seguir siendo ministro de Economía, y ese cargo, reforzado, debía ser para él.

Fernández, el presidente más irresoluto en los 39 años de democracia en Argentina, fue fiel a sí mismo. Dudó. Y tanto dudó, que fue Guzmán el que le ayudó a salir del atolladero al renunciar al cargo tras dos días en los que el presidente no respondió a sus mensajes.

Tras 30 horas de más dudas, Fernández no designó a Massa, sino a Silvina Batakis, una economista sin peso político. Durante ese mes de dudas y más dudas presidenciales, el peso se devaluó un 40% y la inflación se aceleró hasta el 90% anual.

Acorralado, Fernández despidió a Batakis, que volvía al país desde Estados Unidos tras presentarse ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Departamento del Tesoro con una afirmación que se demostró temeraria: “Tengo el apoyo de toda la coalición de gobierno”.

Batakis, que asumió el 4 de julio, se enteró leyendo el teléfono móvil en el avión de que su vida como ministra se había agotado en 24 días. Ya en Buenos Aires, logró que el presidente la compensara con la presidencia del Banco Nación. Massa, aún presidente de la Cámara de Diputados, asumirá su macro ministerio (Economía, Producción, Agricultura, Ganadería y Pesca) el martes, y el miércoles anunciará medidas. Fernández explicó este viernes por qué le da tanto poder a Massa tras resistirse durante meses a dar el paso, que inevitablemente devalúa su figura, ya de por sí vapuleada.

Su visión, capacidad y experiencia nos permitirá seguir trabajando y mejorando la hoja de ruta que nos propusimos para llevar a la Argentina al lugar que queremos y se merece. Concentrar la definición de la política económica permitirá trabajar de manera más rápida, ágil y eficiente para salir del punto donde estamos”, escribió el presidente en twitter. Minutos después, Massa avanzó en el tema.

“Voy a trabajar con alma y vida, sin prejuicios, y dispuesto a hablar con todos los sectores políticos, económicos y sociales de la Argentina para contribuir al orden, la certidumbre y el crecimiento”, prometió Massa, que llega al gobierno con las ínfulas y las expectativas de un primer ministro. Y algo de sentido tiene que sea así: el gran problema de Argentina es económico. Hace ya décadas que el país retrocede en vez de avanzar, con un PIB per cápita que equivale hoy al de 1974.

Massa, de 50 años, está en esa situación porque la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner le dio la luz verde, aunque se reservó para sus alfiles dos áreas clave que el nuevo ministro pretendía: Energía y Hacienda pública. Y Massa se lanza al desafío porque es la única oportunidad que tiene de revertir su altísima imagen negativa -en torno al 70%- y darle nuevos bríos al sueño de su vida: llegar a la presidencia de la Nación. Si encauza la desbocada economía, el peronismo tendrá menos argumentos para resistirse a convertirlo en su candidato para las presidenciales de 2023.

Ex alcalde del próspero municipio de Tigre, ex jefe de gabinete entre 2008 y 2009 de Fernández de Kirchner, Massa es el más camaleónico de los políticos argentinos. Se inició en la UCeDé, la entonces derecha liberal argentina, se sumó al kirchnerismo, se peleó con el kirchnerismo, prometió meter en la cárcel a muchos kirchneristas, coqueteó con Mauricio Macri entre 2015 y 2016 y en 2019 se olvidó de esa promesa para aliarse con Fernández de Kirchner y derrotar al entonces presidente.

Ahora, como hombre fuerte del Gobierno, habrá que ver si la tregua de Fernández, Fernández de Kirchner y Massa se sostiene. Hubo tregua ante la inminencia del abismo, pero eso no significa que exista coincidencia de cara al camino a seguir. Y el camino, durísimo, promete nuevas turbulencias.

En un Gobierno conocido por su inacción, Massa es conocido por su accionismo. Por eso hoy se vende en memes como superministro con la fuerza de Superman. Porque así quiere Massa que lo vean los argentinos: como un superhéroe. Mientras tanto, la desbandada en el gobierno continúa: Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos, le dio un portazo al presidente ante la llegada de Massa. Lo hizo por escrito y con una frase dirigida directamente a Fernández: “Que dios lo guarde en su gloria”.