martes, abril 23, 2024
OPINIÓNProvincialesUn Día Perfecto

El socialismo en estado de orfandad

Miguel Lifschitz, ex gobernador de Santa Fe.

Por Martín Sperati

El partido socialista queda en estado de orfandad. Murió muy joven y de manera abrupta su padre político. Ahora tendrá que tener la capacidad de reconfigurarse, porque se fue la persona que los guiaba y era el espejo de las generaciones venideras.

Tuve el placer de conocer al ingeniero, me recibió en su despacho hace unos meses atrás. Me encontré con un tipo muy sencillo: ¡Hola, Miguel! ¿Cómo le va?. “Muy bien”, me respondió con gesto amable. Comenzamos a charlar de muchos temas. No quería extenderme demasiado, porque sabía de las obligaciones de agenda que debía afrontar ese día.

No fue una entrevista, fue una charla. Parecía que lo conocía desde hace mucho tiempo. Él se soltó con una naturalidad asombrosa. Le trasladé los testimonios de muchas personas que me decían tener una gran admiración a su capacidad de trabajo y liderazgo. Lejos de jactarse de ello, agachó la cabeza, se puso colorado y cambió de tema. Fiel a mi respetuosa tozudez de periodista le pregunté si lo puse incómodo y me respondió con su distinguida carcajada.

Más allá del político, se fue la persona. Era un laburante incansable. Un tractor que no paraba. Admirado por propios y extraños, algo poco visto en el mundillo de la política, pese a que le quisieron ganar siempre. En mis recorridas en busca de off, como todo periodista que quiere llevar información de calidad, me llevé la grata sorpresa de que dirigentes justicialistas le reconocían esa capacidad de trabajo y liderazgo: “siempre nos faltó un Miguel“, me confesaron por ahí.

Ya habrá tiempo de analizar cómo queda el escenario político de cara a las elecciones y fundamentalmente en el interior del socialismo. Con Miguel me escribía a menudo, su último mensaje fue el 11 de abril pasado, antes de internarse. Me había dicho que me iba a dar la primicia para ver si competía a nivel nacional. Cosas de la vida, ¿no?…

Lifschitz no alcanzó a vacunarse y se murió a consecuencia del Covid-19, mientras a nivel nacional hubo desfiles de funcionarios, funcionarias y militantes que se inocularon aludiendo ser personal de salud o docente. Todo un mensaje de un Estado que no hizo nada al respecto.

Miguel, debería estar vivo. Se fue un tipo luchador que no se quiso adelantarse a la fila. Valores que hoy pocos ostentan.

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