viernes, abril 26, 2024
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Messi vivió una noche mágica: “Siempre soñé con este momento”

La Pulga disfrutó del festejo de los campeones del Mundo y luego habló ante un Monumental rendido a sus pies.

El crack rosarino Lionel Messi vivió en el estadio de River una noche mágica, la que siempre soñó, con el reconocimiento y el cariño de 83 mil hinchas, quienes rendidos a sus pies lo ovacionaron como nunca en la jornada en la que además marcó su gol número 800 como profesional.

El partido amistoso con Panamá sirvió para que la gente, en su tierra, celebrará con los campeones del mundo, pero también para ratificar que el idilio con Messi está intacto.

La reverencia, esa demostración de respeto, se multiplicó en las gradas del Monumental cada vez que se gritó el apellido del rosarino. Aún cuando no había pisado el campo de juego, por ejemplo, en su ingreso al vestuario local de River, reflejado por la pantalla gigante ubicada en la tribuna Sívori alta.

El “10” se mostró feliz, con una sonrisa, cuando los hinchas entonaron el hit “Muchachos” en la salida del equipo, al tiempo que fuegos de artificio atronaron en las afueras del Monumental, y un humo celeste y blanco cubrió el cielo de una noche templada en Buenos Aires.

Y exhaló profundo al momento de cantar el himno. Acaso maravillado, Messi necesitó de un instante para descargar tanta emoción.

Aún con los ojos un tanto vidriosos pudo distinguir la algarabía de los hinchas enfrente suyo. Estaban tan contentos y orgullosos como él.

Su apellido resultó una constante en las camisetas albicelestes de los hinchas y también se lo escuchó en esa histórica canción de cancha que empieza: “¡Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Leo Messi, toda la vuelta vamos a dar!”.

Messi, durante el primer tiempo, atinó a saludar a los hinchas ubicados en la Centenario y desató una verdadera locura. Al estilo beatle, cuando el mítico guitarrista George Harrison levantaba la mano en plena actuación, durante ese fenómeno llamado Beatlemanía, y aumentaba el grito desconsolado de las fans.

Muy lejos quedaron las reprobaciones de la Copa América 2011, en Santa Fe, cuando recibió silbidos, y las comparaciones odiosas por sus rendimientos superlativos en el Barcelona de la edad de oro, con Josep Guardiola.

Tampoco ni rastros del contraste al que era sometido con el mito de Diego Maradona. Hoy, Leo y Diego son lo mismo; queridos e indiscutibles.

La relación de Messi con la gente es totalmente diferente. Y un Monumental colmado dio cuenta que ya no habrá nada que la quiebre.

La goleada ante Bolivia por 3 a 0, en este mismo estadio, fue el primero post consagración en la Copa América 2021. Esa noche, Messi miró alrededor y largó el llanto contenido. Fueron lágrimas de sufrimiento durante un proceso largo ante tantas finales perdidas.

En el amistoso ante Panamá, el marcó resultó más imponente aún, con un Monumental ampliado en su capacidad. Y con la Copa del Mundo bajo el brazo. Messi vivió su noche ideal.

Cuando se terminaba el partido ante Panamá, Argentina vencía con el gol de Thiago Almada, pero faltaba el de Messi. La gente sólo quería ver y gritar un gol de Leo. Y él, los complació.