lunes, junio 17, 2024
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Escándalo de los seguros: investigan a un amigo de Alberto Fernández y ex intendente de Olivos

Es Daniel Rodríguez, un ex policía que terminó administrando la quinta Presidencial. Fue chofer, cadete, secretario, y hasta cuidador de Dylan. Su vínculo con Héctor Martínez Sosa y otros brokers.

Daniel Rodríguez es una de las personas de máxima confianza de Alberto Fernández. Fue chofer, cadete, secretario, y hasta cuidador de Dylan. Pero también trabajó para Héctor Martínez Sosa, el broker que se hizo millonario con los contratos del Estado. Durante los cuatro años de gestión del ex presidente, Rodríguez estuvo a cargo de la quinta de Olivos y se convirtió en un intermediario privilegiado entre las dos partes. Por ese rol, ahora es visto con atención por la Justicia.

Rodríguez conoció a Fernández cuando era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Retirado de la Policía Federal, por la rama de Bomberos, formó parte de su custodia durante varios años. Luego pasó a encargarse de sus cuestiones personales, una suerte de cadete todo terreno.

Pasaron los años y Rodríguez (64) terminó trabajando para Martínez Sosa, según confirmaron allegados al empresario. Ese paso por las oficinas de Vicente López, sin embargo, no figura en sus registros laborales.

Cuando Fernández fue ungido como candidato presidencial, a fines de 2019, “El Gordo”, como lo conocen sus amigos, volvió a trabajar como su chofer y lo acompañó por todo el país. Sus pocas apariciones públicas se remontan a esos días. En las redes sociales hay fotos sacadas en las horas previas a la asunción. El escenario era el departamento de Puerto Madero que sigue perteneciendo al empresario Enrique “Pepe” Albistur, otro amigo del ex presidente.

Para ese entonces, Fernández ya lo había premiado como “intendente” de la quinta de Olivos. Por ese motivo, Rodríguez fue una de las primeras personas que ingresó a ese lugar y se encargó de todos los detalles de la mudanza. Ese nuevo rol lo llevó a interactuar con el veterinario de los perros, con el personal de mantenimiento y hasta con los mozos. Y se mudó de Merlo a Olivos. Pero no se olvidó de los amigos.

El 8 de enero de 2020, apenas un mes después de haber asumido la presidencia, Rodríguez recibió a Martínez Sosa dentro de la quinta de Olivos y a dos de sus principales laderos: Fernando “El Turco” Salim y Guillermo Alonso, que asistieron junto a sus esposas. “Esa noche festejaron el cumpleaños del Turco”, aseguran los allegados.

Fernández asegura que esa noche no se cruzó con Martínez Sosa. “Conmigo no se reunieron, en Olivos trabajan más 70 personas”, le dijo a Infobae cuando salió a la luz esa visita.

Martínez Sosa volvió al menos tres veces más a la quinta presidencial: el 11 y el 14 de mayo de 2020 y el 13 de marzo de 2021. Las dos últimas fue junto a su esposa, María Cantero, la secretaria de Alberto Fernández. Pero es difícil probar si se vieron. “Héctor le regaló a un cuadro original de Perón y Evita como regalo de cumpleaños, el que tenía en el despacho de Olivos, pero se lo tuvo que dejar en la casa de Rodríguez ”, puntualizaron sobre la relación.

Cuando estalló el escándalo, el juez Julián Ercolini le pidió a la Casa Militar un informe detallado de todas las entradas y salidas de Olivos entre el 10 de diciembre de 2019 y el 9 de diciembre pasado. En el entorno de Martínez Sosa aseguran que “se vieron una sola vez” durante toda la gestión.

Durante esos años, Rodríguez se habría transformado en una suerte de “intermediario” entre Martínez Sosa y Fernández. Por eso ahora es visto con atención por los investigadores. Su nombre habría aparecido en los entrecruzamientos de llamados que ordenó el juez hace un mes. “No está imputado pero está siendo investigando”, confirmó una fuente de Tribunales.

“El Gordo es muy limitado, no sabe ni hablar, no lo veo siendo intermediario de esos negocios”, coincidieron dos personas que visitaban con frecuencia la quinta de Olivos.

Rodríguez ya fue mencionado en la causa por la Fiesta de Olivos porque fue el encargado de confeccionar permisos truchos para circular, con el logo de Presidencia y su firma. Al menos tres de los participantes de aquella reunión circularon con ese papel, que no tenía ninguna validez legal. Una de ellas era Sofía Pacchi, una de sus mejores amigas de Fabiola Yañez hasta el escándalo. “Certifico que xxx cumple sus funciones como secretario de la primera dama Fabiola Yañez. La presente se extiende al solo efecto de garantizar su libre circulación hasta el día 17 de julio de 2020″, era el texto del permiso. La Justicia nunca lo investigó.

Además del ex Presidente y su secretaria, Ercolini incluyó en la pericia los teléfonos de dos de los tres funcionarios de Nación Seguros echados: Marcos Eufemio y Mauro Tanos. También aparecen varios de los empresarios investigados como Pablo Torres García y Martínez Sosa.

El juez pidió sumar a la pericia varios números que estaban agendados en un teléfono Samsung de María Cantero, histórica secretaria de Fernández y esposa de Martínez Sosa. Uno de ellos pertenece a Alfredo Del Corro, uno de los “dueños” de la cooperativa 7 de mayo, que puso una camioneta a nombre de Tanos y ahora está en la mira por canalizar dinero ilegal. Cerca de Martínez Sosa aseguran que ese número en realidad “apareció en la cuenta de Telegram”. “No está entre sus contactos”, dijeron.

Del Corro está sospechado de ser una suerte de nexo o puente entre dirigentes de La Cámpora que tenían injerencia en la estructura de Nación Seguros y brokers que deseaban incrementar su participación en el negocio. Ercolini ya tiene en su poder sus movimientos bancarios. ¿Rodríguez cumplía un rol similar? Es una de las hipótesis.

El curso de la causa principal depende del pedido de recusación que presentó Alberto Fernández contra Ercolini. La definición está en manos del Roberto Boico, un camarista cercano al kirchnerismo. “Nombré a muchísima gente, entre ellos a usted. Y hoy es la primera vez que lo veo”, le recordó el ex presidente en la audiencia de este martes.

Como no hay querellantes en la causa, si el camarista decide apartar a Ercolini nadie podría apelar ese fallo. Sin embargo, la presencia del fiscal de Cámara, José Luis Agüero Iturbe, fue leída como un guiño hacia el juez. Si eso ocurre, la causa se reactivará nuevamente con medidas rutilantes.