viernes, abril 26, 2024
OPINIÓNUn Día Perfecto

En Argentina hay diferencias de rumbos: Si tenés dos rumbos, no tenés destino

Por Martín Sperati

Creo que la crítica hacia el gobierno está terminada ¿Qué vamos a decir de nuevo?

La Argentina necesita pacificación y proyectos.

Cuando uno escarba en la génesis de lo que significa el ejercicio de la política, podríamos decir que en ella se debiera debatir proyectos e ideas. En los últimos 20 años en la Argentina vimos como ganaron los vivos y cómo la política les permitió a algunos funcionarios enriquecerse.

La política es un arte. El que lo ama, no lo enriquece. Le permite trascender en los sueños. Soy de una generación que observa que la política en lugar de ser un sueño, se ha convertido en un espacio para hacer guita. Ojo, no quiero generalizar, porque hay funcionarios y funcionarias muy ejemplares en esa materia. Pero son la excepción a la regla.

Antes, el sueño era trascender y dejarle a la sociedad un mundo mejor. Fracasamos. Pero fracasamos porque se impuso la codicia, el poder, la ambición de poder. Esa ambición que estuvo en unos y otros. Estuvo en Menem, Kirchner, Cristina y Macri. Esa ambición les dio poder a ellos, pero no le ha dado destino a la sociedad.

Este país necesita una salida y la salida es en serio debatir un proyecto. Un proyecto de cómo dar trabajo, cómo se generan divisas, qué se hace con el medio ambiente, qué se hace con la minería, cómo forestamos, cómo se crean ciudades, cómo se diseña una política en materia de seguridad, cómo educamos mejor; en fin, comenzar a debatir ese cúmulo de cosas que mejoran el futuro.

Sugiero que en esta elección votemos candidatos que propongan temas. No es la cara, no es el personaje. La Argentina es un país en decadencia que se pelea por administrar esa decadencia como si quien la administra a esa decadencia le es rentable.

Devolver la esperanza es la obligación de la política. De nuevo, la política es un arte, un sueño, yo pongo mi granito de arena y cada uno de nosotros el suyo. Salgamos de la crítica y entremos en la propuesta. Debatamos cómo se hace un país.

Hoy estamos viendo candidatos cuyas aspiraciones pareciera que fueron puestos ahí con el objetivo de ganar territorios de los partidos. Daría la sensación que puede ser la última suplencia del prestigio de la política, porque la política no da prestigio. Si la política eligiera talento, no tendría que ir a buscar a esos espacios.

Ojo, el talento o los vivos, porque en las fuerzas políticas de los últimos 15 años ganaron los vivarachos.

La ciudadanía se comió a los vivos y se está comiendo a la viveza, en lugar de ponderar los talentos. Y es una pena, porque la ciudadanía siempre tuvo que elegir, y no le echo la culpa, entre por ejemplo Macri y Scioli.

La política es el arte de la visión colectiva. Cuando vamos a Uruguay, entre Mújica y Sanguinetti hay diferencias de acentos, no de proyectos. Entre Cristina y Macri, hay diferencias de rumbos. Si tenés dos rumbos, no tenés destino.

En fin, la política es un arte y los artes se hacen con amor y pasión, no por guita.